:MI.S MONTA:f'tAS
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canon de Caseros, que se revolvian. aun amenazantes
en las Ultimas pero terribles contorsiones, como los
fragmentos de la serpiente rota por el pufial del
campesino. Resistian todavia con esfuerzos supre–
mos, a la ola de la cultura nacieHte, luchando en
desor'den
COl'l
esa estrategia nathra que en los gran–
·des dias de la Independencia, hizo invencibles las
guerrillas de Giiemes
y
la-
vanguard.tade Arenales ;
1
ah, pero no era ya para detener las marchas tri un–
fales
del
enemigo com-tln, sino para caer como
tro–
pi1las de tigres dispersados por
el
incendio de sus
selvas sobre las aldeas y las moradas indefensas,
d-0nde
las
mujeres
y
los ancianos que han quedado
llorando a los queridos muertos, tenian que pere–
cer en los umbrales de sus hogares, defendiendo
ellos
tambien
el
sagrado de las virtudes domesticas:l
Mi padre y otros patriotas de la provincia,
de9-
cendientes de las mas distainguidas
familia~
qµ,e
pudieron escapar a las hordas de Facundo,
tras–
montando los Andes en
1828,
eran el bl:anco,
la
pre–
sa codiciada de las turbas desenfrenadas. Unos vol–
vieron a Chile de nuevo, otros se asilaron en
las
provincias vecinas,
y
los mas infortunados
tuvie–
ron qae caer t:xclnimes bajo
el
cuchillo mortifero:
Mi familia, huyendo Cle las agitaciones diarias de
la
sociedad y de los centros populosos, fne a
busc-.ardescanso en aquella morada sefiorial,
sin
sospechar
que hasta alli Hegaria
el
odio- de los birbaros.
No teniamos mas Custodia qae los negros cria–
dos en la casa, dt.scendientes de los antiguos escla- '
y_os, quienes por-gratitud a la libertad que se les di6
en homenaje a
la
revoluci6n de
18ro,
se esclavizaron
mas por
el
amor a
SUS
antiguos
atnOS,
hasta dar
la
vida
por defenderlos.