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y
zapato c·afé' '.
que dicen una
clrnl le · ·a:;
<oplitas, rle firma clel autor.
Y el cl anznnte eneintado ca. ·a helea. zi az;1guennclo t'n
:;u
coreogra.fía hi er átic ,
re:; Lo
indudabl1 i
do
indsiea liturgia.
Y en una calle margi11a l
la
contradanza
ele a
piP:
indiano qu3,
al .
on del bnil e. van tejiendo
y
destejiendo
sobre un
palo
el' tica.l
u11
r eve:;timilrnto de
(' iu tas.
Y la
contradanza
de a <\aballo va al gc1lope, forman–
do figuras de astro. : ahora un sol . . . ahora una
lnn n . ...
ahor a una estrella ...
Y más allá una
c~xótiua
nrnscarada. Uu iniiiano, uon
careta, que imit a
)i
o
do av
rapaz,
y
cou ala,
y
plumaje
de la parda
ci~riqui
ga,
rl anza
al "ºn
del
homho,
del
pí–
fano
y
de la voz
horr
eho.·a del
tio
viu li ni ta .
Y
el cn nto
es en ca tellan9
rchil5: r,baro
(1),
que brota rotundo, como
gar antizado de impunidad:
"Corequenga , corequenga, saca
il
'pata corequenga'' .
.
.
y
el ave humana saca el
l_.)Í e.
[1] Del barbarismo indiano ha sabido har.er un
hermoso arte aparte-que decíamos en la presentación de
este libro-el poeta quiteño, radicado en Cuenca,
G. Hum–
berto Mata O. ,
que
le
ha valido el aplauso de verdaderos
valores nativistas de Indo-América, como Chávez
y
A–
liaga.