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señor, "un caballero noble'' y le h ab ló de mucha:;; cosas . . .
de los h eroicos tiempos del Cebollar (5 de Julio) ... de
la opresión de lo liberales sinvergüe1:zas . . ae Jo im-
1mestos que gravan hasta el aire . . . de los Congresos, el
surmena,qe
nacional . . . del estancamiento del sombrero
[rumor de algunos de los revolucionarios] . . .- Y algún Sa–
cerdote habló (quiza con buena in tención) de la prohibi–
ción de las procesiones . . . de las escuelas lai cas . . .
de la República del Sagrado Corazón . . . de Córdova,
que va a echar a la calle a las monjitas (suposición
del vulgo anticordovista) . . . Y el arte ano, que vacila–
ba aun, rindiose al fin. Pa:r¡a algo se l e había echado al
cu ello el és
a-
ulario bendito de la cruzada, y se había
deslizado en UI
15oÍ
il~o
el fajo de billetes del acaudala–
do ·caudillo de la OJ!losición . . . Una noche partió para
las filas; y aéa:"ba, acaba de llegar, desmejorado por la
no _acostumH aaa vid de campaña, acordelado, cariacon–
tecido, entre nutrida escolta de gobierno.
Y está ya preso
y
sumariado . Y la pobre espo,a ha–
brá de pasar horcas caudinas, para proporcionarse el ali–
mento que h abrá de llevarle, y con mejor bsta de platos,
porque en la prisión habrá muchos testigos.
Y en tanto que el encopetaclo está en mejor camitio
de conseguir la libertad, el hijo del pueblo vegeta en el
corredor empedrado de la incipien te prisión, y el martillo
se empolva, el yimque calla,
y
las tijeras se descuartizan
abandonadas sobre la mesa de la pobre tienda taller, don–
de se vela San Vicente.
Y la esposa, con los ojos avivados por el conflicto,
atisba, llorosa, en el traseuute de la acera de en frente al
donquijote de salvación . . .
Y e_stá bien que la autoridad castigue al perturbador