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ERNESTO MORALES
podia ascender al
Hanan Pctcha
(mundo supe–
rior) , si en su vida terrestre habia sido bueno,
o podia descender al
Hu.cuPacha
(mundo infe–
rior) , situado en el centro de la tierra, si habia
sido malo. Hasta aqui la idea de resurrecci6n de
las almas que acepta el catolicismo; pero como los
incas no tenian Purgatorio, de su infierno se po–
dia salir para continuar en la tierra la serie de ex–
periencias perfeccionadoras, y en esto coincidian
con las remotisimas ensefianzas de los hindues.
Como pais rigurosamente dividido en castas, a
esa creencia esencial se le introducian modificacio–
nes. Por ejemplo: las almas de los Incas iban al
sol; la de los
cucacas,
sacerdotes y personajes de
sangre real, iban al
Hanan Pacha;
en tanto que
las de los hombres del pueblo, artesanos o agricul–
t0res, quedaban pr6ximas a la tierra, aguardando
su reenc.arnaci6n. Y aun hay cronista que asegura
que consideraban a los hombres de las castas · in–
feriores como a seres sin alma, nacidos, a modo
de los animales, para trabajar por ellos, los de las
castas superiores, y despues desaparecer (I). Pero
( l) Para que se vea el espiritu de casta que regulaba
costumbres
y
creencias en la sociedad nep6tico-religiosa de
los incas, he aqui lo que dice
el
cronista Cobo : "Porque
!es persuadi6 el Demonio que los nobles
y
gente de calidad,
aunque fuesen de costumbres depravadas, eran siempre bue–
nos
y
no era posible poderse condenar; porque el Infierno
solo era para los hombres bajos
y
sin calidad, coma la–
drones
y
gente pobre, para los hechiceros que mataban con