ESTUDIOS INCAICOS
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la reencarnadon del espiritu, forjandose un nuevo
cuerpo, mas apto para las experiencias de la nueva
vida a iemprender. Hobo quien, al ser preguntado
por el cronista indo-espafiol, acerca de esta supers–
ticion de guardar uiias y cabellos, le respondio:
"y aun si fuera posible babiamos de escupir siem–
pre en on lugarH.
Garcilaso teme no ser creido y se apoya en el
testimonio de otros cronistas: Lopez de Gomara,
Zarate y Cieza de Leon. Estos y otros mas estan
contestes en que la idea de la reencarnacion, in–
terpretada mas
0
menos groseramente, segun el
grado de desarrollo, era comun al pueblo quicbua.
Cieza de Leon nos babla de que al morir jefes
de regiones apartadas, eran enterrados con sos mu–
jeres, servidores y animates, para que le acompa–
fiaran en so nueva vida. Este c.eremonial d·e sacri–
ficios que se realizaban en otros pueblos de indios
y
de salvajes del Africa, quizas fuese una costum–
bre de los· incas primitivos, despues desaparecida,
porque en los ultimos tiempos, al sepultarse la
malqui
(momia) del senor, se sepultaban tambien
llamas,
a las que se daba el nombre del servidor
o de la mujer que no se inmolaban. Asi lo afirma
el
Jesutta, An6nimo,
contradiciendo a Polo de On–
degardo y al Padre Cobo. Polo de Ondegardo ase–
gura que en la coronacion de Huayna Capac, pa–
dre de Huascar y Atahualpa, es decir, el Inca an–
terior a
la
llegada de los espafioles, se
~acrificaron
doscientos nifios y a so muerte mil adultos. El