ESTUD/OS INCA/COS
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salio una
llama
y echo a correr. lntento perseguir–
la, pero se le perdio entre el boscaje. Si pudo ver
que no se trataba de una
llama
como las otras, de
color bla.nco, negro o pardo. Esta era rosada.
Otra vez, una siesta calurosa en que se babia
dormido en una gruta, sofio que la don,c.ella es–
taba junto a
el
y lo miraba amorosamente. Suefio
tan halagador lo bizo despertarse, quizas con el
ansia de que fuese realidad. Y vio ante si, miran–
dolo, la
llama rosada.
Dio un brinco el pastor y
el animal desaparecio.
jEsto si es cosa de
Supay!
-
penso Anayarca.
Y se propuso atrapar a la
llama rosada.
Varias
veces se hallo a punto de realizar su proposito. Ha–
bilmente atraido por el sonido de su
qwma,
el
a.ni–
mal aproximabase receloso, y en cuanto el
llama–
michi
saltaba, buia entre las frondas.
Comprendio este que en el boscaje nunca
la
atraparia y comenz6 a alejarse de
et,
por las mon–
tafias, con su honda colgada a la cintura, en la
cual era tan diestro que no erraba tiro.
Al principio no vi6 a la
llama rosada;
pero una
tarde en que
el
se ballaba sofiolento, la oy6 acer–
carse. Pero al menor de sus movimientos la vi6
buir, pefias abajo.
Por fin, en derta ocasi6n, tanto se habia acer–
cado la
llama rosada
a.
el
que, saltando de pronto,
pudo tomarla. Se debati6 el animal y le babl6:
-jDejadme, dejadme!
Su voz era la misma de la doncella - lC6mo