LA
LLAMA ROSADA
LA
singular bistoria que vais a leer ocurri6 en
las postrimerias del glorioso reinado de Tupac
Yupanqui, es decir, cuando este conquistador ba–
bia vencido a los cbancas
y
anexado a su reino
gran parte de las fertiles montaiias
y
selvas que
constituirian la provincia de Antisuyu.
Hallabase una tarde el joven Anayarca junto
a la orilla del rio Huallaga, uniendo el son duke
de su
quena
a la musica de la corriente, cuando
ante si, embelesado por su mucba hermosura, vi6
una doncella.
Detuvo el
yaravi
en
la
boca de su
quena
. . .
El joven Anayarca era un simple
llamamichi
(pastor de
llamas) ,
y la doncella que ante si te–
nia, mirandole con ojos de luz sin igual, revelaba
ser de un alto linaje.
Pusose de pie Anayarca sin poder quitar de ella
sus ojos negros, a la par serenos y bravios, como
que eran ojos de artista y de hombre eridurecido
en la lucha contra la naturaleza, en aquellos bos-