Table of Contents Table of Contents
Previous Page  174 / 210 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 174 / 210 Next Page
Page Background

170

ERNESTO MORALES

ques y montafias. Y la doncella, entonces, dijole

con voz que a Anayarca le parecio de una armo–

nia jamas hallada en

quena

alguna:

-Continuad,

llamamichi.

Tociis admirable–

mente. He llegado hasta aqui atraida por vuestra

quena. .

Continuad,

llamamichi.

.Anayarca volvio a tomar su flauta de pastor,

aplico a ella los labios tremolos, y le arranco el

yaraVt

mas hello de

SU

repertorio rustico.

Y en tanto

et

tocaba, la doncella contemplaba–

lo. Porque si ella era hermosa, el pastor de

llamas

era un ejemplar admirable de hombre, digno des–

cendiente de aquellos

chanc.as

guerreros que pu–

sieron en peligro la potencia del gran Tupac Yu–

panqm.

Toco Anayarca el

yaravi

y, terminado el, vol–

vio a tocar otro y otro. No hubiese sabido decir

cuinto tiempo estuvo tocando; ni ella quizas hu–

biese sabido decir tampoco cuinto tiempo se estu–

vo alli, oyendo la

quena

inspirada de aquel vigo–

roso

llamamichi.

Al fin

et

dejo de tocar. Q.uedaron contemplin–

dose, sin hablar ninguno de los dos; y de pronto,

ella, como empujada por una fuerza superior a si

misma, acercose al

llamamichi

y unio su boca a

la de el. Luego, tambifo como empujada por otra

fuerza

aje~a

a si misma, desprendiose de

et,

y

huyo ...

Anayarca, pasada

la

turbacion de que le inundo

aquel beso, quedose contemplando como se aleja-