ESTUDIOS INCA/COS
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Espana, dispuesto a clamar por los indios. Co–
mienza su peregrinaje de America a Espana y de
Espana a America. Saliendo de esta cargado de
angustia
y
fervor, consiguiendo en aquella pro–
mesas y, a veces, leyes, para volver a America a
luchar contra los esclavizadores,
:i
llenarse otra vez
de fervor y angustia,
y
volver a Espana, a hablar
personajes influyentes,_
cortesanos, ministros, al
mismo emperador, y c.onvencerlos, hermanarlos a
su angustia, contagiarles su fervor sublime. Las
ilusiones se le manchan de fracasos y los proposi–
tos con la mala fe de los demas; pero el no ceja.
Es incansable. jQue hombre este hombre pequenin,
flacucho y palido! jQue alma la que se habia apo–
sentado en aquella fragil cascara!
Obtiene triunfos tambifo: Carlos V y el carde–
nal Cisneros lo escuchan. Dan ordenanzas contra
la
esdavitud de los indios, amenazan a los enco–
menderos ; pero las ordenanzas no son ficiles de
hacer cumplir en la lejana America, cuando los
encargados de ponerlas en ace.ion son complices de
los acusados. Los crimenes siguen quedando im–
punes,
y
perpetuindose. El Padre Las Casas supli–
ca indignado; su fervor amenaza, su piedad lu–
cha. Y vuelta a Espana, a ·bablar por sus hijos los
indios, a pedir justicia, que es piedad para el debit
y
castigo para el opresor. Sus enemigos son mu–
chos y poderosos; pero
et
esta sostenido por una
fe y por su ansia de solidaridad hacia el projimo
que sufre. El es, entonces, solo, mas numeroso que