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ERNESTO MORALES
mento historico y el escenario estupendo, sin igual
hasta entonces, en el que le toco actuar al Padre
Las Casas. De un lado la naturaleza barbara y sus
indigenas, grandes nifios asombrados ; del otro, la
falange codiciosa y heroica, cruel y admirable de
los Conquistadores: Los Hernan Cortes, Cristo–
bal de Oli, Ponce de Leon, Sebastian de Belalcazar,
Cabeza de V aca, Juan de la Cosa, Francisco Piza–
rro: todos varones fuertes, aventureros nautas de
la incertidumbre, vencedores del acaso ...
Y comienza la "faz tenebrosa de la Conquis–
ta." La locura de destruccion que parece haber po–
seido a la soldadesca conquistadora. Las cruelda–
des inutiles las mas de las veces. Las figuras sinies–
tras como la de un Francisco de Montejo, gober–
nador del Yucatan, alimentando con nifios sus pe–
rros de presa. El oro del Peru que atrae a los mas
osados, pero tambien a los mas codiciosos, y en–
ciende su osadia y su codicia hasta el paroxismo.
Y enfrente de la espada sangrienta de los conquis–
tadores, la cruz y la voz de los misioneros - po–
cos, quizas menos de lo que debio ser - exhor–
tindoles a ser piadosos, comprensivos, cristianos.
Las nobles figuras de un Fray Antonio de Mon–
tesinos o de un Fray Bartolome de Olmedo, pre–
cursores de la mas grande y sublime figura que
haya tenido la Conquista en America: Fray Bar–
tolome de las Casas, que por su predica y su ac–
cion mereciera la veneracion de los aborigenes y de