- 129 -
8.
Núnez de Prado
y
Villagrán.
- Pocos día.s des–
pués salió Núñez de Prado con otra partida. Entró
en
el país de los
juríes
y al pasar · por Tipiro, cerca
del actual pueblo de Santiago, supo que más ade–
lante, por Thoamagasta (o Tuama), andaban unos
soldados extranjeros matando y saqueando
a
los in–
dios,
que era
un
giisto ...
Pensó Prado que, sin duda,
era gente
de
los Villagranes - como era en efecto,–
y resuelto a vengarse, decidió atacarlos, pues creyó
que no eran sino ' onze xrisptianos '. En la noche del
10
<le noviembre, hacia el amanecer ('
ail
quarto
de
la.
modorra'), cayó sobre el real de Francisco Villa–
grán; pero los 'once cristül.nos' resultaron ser cien...
y tuvo que escapar. Con lo cual no consiguió sino
ecllar
a
perd r su situación, pnes enfurecido
Villa–
grá.n,
en
cuanto fué de día se puso a seguirlo. Tres
leguas antes de llegar a del Barco - mientras Nú–
ñez de Prado, según dice Groussac,
gclnaba el monte
'
alieron sus autori 1ades y -vemnos principales a
pedirle, encontrándolo, que olvidase lo
que
llabía
pa-
sado...
9.
Dependencia de Chile.
- Valido de su fuerza,
Villagrán exigió, para no castigar de otra manera a
Núñez de Prad , que éste reconociese la jurisdicción
de Chile sobre Tucumán, so pretexto de que del Bar–
co, según él, estaba dentro de la gobernación dad.a
a Pedro de Valdivia (44).
Fray Gaspar de Carvajal (uno de los dos religio–
sos que había en la ciudad) fué
a
buscar al asustado