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'aborrecido' de sus compañeros, sino todo al con–
trario
(op.,
t. IV, págs. 91
y
126).
Lo cierto es, al parecer, que Juan Núñez de Prado
era un hombre manso, poco audaz
y,
sobre todo,
desgraciado. Le faltó buena estrella ; esa buena es–
trella superior a nosotros, independiente de noso–
tros
y
a base de la
c-ua1,
solamente, se hace muchas
veces la gloria de los hombres.
Por lo demás, fué Núñez de Prado, como ya he–
mos visto, el
primer conquistador de Tucunián,
el
verdadero
fundador
de Santiago del Estero; el
pre–
citrsor
de San Miguel; y, en una palabra, el
iniciador
de ni¿estra historia.
Merece, pues, nuestro recuerdo; también, nuestro
homenaje ...