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cabildo resolverían edifi car en terreno más alto o
firme las modestas oficinas públicas, y poco a poco
seguiría el vecindar io levantado sus 'palacios' de
barro y cañas en los solares baldíos
(op.
y pág. ci t .).
Por su parte,
J
nan Christensen escribe :
«
L~L
ciudad
habrá consistido en unos cuantos ranchos de palo
a pique y ba,rro, o de suncho, con t echo de t ierra,
como se hacen hasta el día <le hoy en el
ca.rupo »
(op. ,
pág.
30).
3.
Otrcis iniciativas.
-
«Entre sus inicia.tivas im–
portantes - dice Groussac, - ocupa sin duda el
primer puesto la reducción de los indígenas con el
correspondiente bautizo a granel, seguido del no
menos correspondiente repartimiento»
(op.
y pág.
cit.). Mas, esto del ' bautizo a granel', si es cierto,
tuvo qne ser efectuado por algún particular
aiitori–
z.ado,
pues, como hemos visto, no quedó ningún sa–
cerdote en Santiago, y basta 1556 no vinieron otros.
r
4.
Oa·~tas
al rey.
-
Con fecha 23 de diciembre (de
1553) escribió Aguirre al Rey una carta muy sumisa
pidiendo se le hiciese «merced de la governagion
desta tierra...
»,
que le había otorgado Valdivia. Al
mismo tiempo, el Cabildo de Santiago - por su or–
den indudablemente - hacía lo propio. En ella se
ponfa por la.s nubes a Aguirre y se le presentaba al
Rey como el más indicado
y
capaz de gobernar el
país, por lo que humildemente suplicaban a S.M.
les
diese
'por Gobernador', los señores cabildantes. És-