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13.
Del Barco en el Río Di¿lce.
-
Pero apenas
transcurrido un año, esto es en junio de
1552,
por
mandato de la Audiencia de I.iima., que no quería
fuese desamparada
la
conquis ta
de
los Ha.nos, tuvo
Núñez de Prado que volverse con su ciudad
al
ho1nbro. -..
No
quiso poneda donde estuviera antes
y
la llevó a plantar en la margen derecha del Río
Dulce; como unas diez cuadras al sudeste de
la
ac–
tual capital santi agueña (Larrouy,
OJJ.,
pág.
471).
«Nunca seguramente se vió fundador t an nóma–
da, ni ciudad tan andariega» - comenta el Padre
Larrouy. - Y en una
probcinza
se afirma que Nú-
, .. ñez
de
~rado
pensaba trasladar a del Barco nueva–
mente,
al
asiento ~
de TaqititingastaJ trece legu_cis
más
abajo
(Santander,
op.,
págs.
467.,
476, etc.); pero
Aguirre no le dió
ya
tiempo...
Asentada
otra
vez
la
ciudad, designó
su
teniente
a -Miguel
de
Ardiles,
y lo
despachó con una partida
a explorar
y ·
pacificar las comarcas vecinas; mien–
tras él, eón otra, partía al 'descubrfÚliento y con–
quista
del
valle de Famatina' (Lozano,
op·.,
t.
IV,
pág.
134).
14.
La
-entrcLda.
de
Francisco de
Ag,uirre.
-.
Entre ·
tanto, Valdivia, Gobernador
~e
Chile, cansado del
silencio (muy justo) de ·Núñez de Prado - a quien
consideraba efectivamente su teniente, por obra
y
gracia .del
audaz
Yillagrán - , resolvió desti–
tuirlo, nombrando
eri
su
reemplazo a
Francisco de
-.Aguirre.
Partió,
pnes, Aguirre para Tucumán, en