EN L A TIERRA DE
LO~
INCAS
99
(;>difitarla. sob t·e la estribaci (m . de nna
~Tan
montaña ne–
Ynda
qne
~P.
prolonga. eutre los
valle~
· del río Patacancha
y del río deleua l he hablado tau a menudo. En ambos la–
d\>S
de diclw estribaGión
~e
eJiftcat·on t e rt'llzas, excepto don–
el ~:• pre~enta.n
rocas vE>rticalmante escarpadas. La subida se
efPct.úade un 11-ldo por e::;calon"es,
y
del
ot.ro, por un plano
in cli nado de una milla de largo. Este plano por
el
que se
llt>nt.ron lal:l gigau te.sca.s pit>d ra.s de la fonal eza, y sobre el
cual quedan aún muchas .
est11
protegido a intervalos por
(:'difidos cuadra,clos
de
piedra , con üonet·as, un tanto pare–
cido~
a nuestros
fortine~.
y
sostenido por un a pared de pieL
(1ra.
inclinada hacia
adent.ro. hasta de sesenta pies de altu–
I-a
en
a.lgnnos sitios.
La~
murallas exteriores de la for taleza zig·zagnean por Jos .
fh~ncos
de la moutaiia
y
dobláudose en ángulos rectos se
t>x:tiendPn hasta un precipicio d P. más de mil pies de alto que
hace itnposibiP as1 ronto innecesn.ria su prolongación . Son
<le unos ,·eintiC'inco piPs de alto construíclas con piedras
brutas
y
embana la¡:; por e,ntro
y
t~er· }
fest<Dneadas
y
con
una t·epi:;a interio1 pa
a,
la colocación de loB defensores. 'Pue–
den
fácil men te <:ortfundi1
sP
cu11 ()u)·a::; de Roberto Guiscard
v uo
son
difPrente~
d
la. fortitica.C'imJe::; rn edioevales de a–
~¡uel
jefe que se elev·
en
iR
nmbre
de
la,s monta ñas encima
de Salermo en Ita lia. Dentro de las mura]las
y
en la punta
~R.lient.e
1le
roe
que ellas aislan de
la.
montaña, hay un con–
junto COlJfuso de ed ificios
y
paredes, grandes iJJoqties porfí–
dicos perfectamente juntndos
o
solita r·ios, asientos tallados
en la roca, portadas de piec1ra bellamente labrada, con jam–
bas inclinadas hacia adentro; largas hileras de nichos en
muros
c iclílpeo~,
escalinat.asy
tenazaA con una vieja
y
va–
c ilante r•ruz de madera
a
un extremo de todo ello, inclinán–
Jo~e
sobre la población que
Sd
extiende debajo corno un
mapa.
· Para una de::;cripción completa de la forta.l éza necesita–
!·ía de mucho más e::;pario del que pudiera disponer aunque
tal descripció n no seda inteligible; así es que no llago más que
remitir al lecto1· a los planos
y
secciones insertados. Las
pieJra.s que la
comp~nen,
o que se encuentran esparcidhs en
:::;u área son dé un pórfido rojo. y duro, traído de las cante–
ras qne distan más de dos leguas .y que se encuentran a dos
wil pies sobre el valle
y
en la orilla opuesta de la fortaleza.
Casi todas ellas están bien labradas
y
l.istas para juntar
y
yarias hay que tienen cortes para el ajustamiento de lacha–
va en forma de
'1.'
que he mencionado al describir las rui–
nas de Tiahuanaco. Uno de estos bloques de pórfido en
una pared que parece ser el comienzo de un edificio cuadra-