EXPLORACION E INClDESTES DE VIAJE
desde las cuales podrían precipit{l.rse galgas sobrf' nnestra:-;
cabezas. El camino está bloqueado en pat·te poi' los escom–
bros de uua de estas torres y por muchas toneladas de la
roca sobre la que se edificó, habiéndose del'l'ibado todo du–
rante las fuertes lluvias del verano anterior. Estos det·rum–
bes de rocas so11 frecuentes en los Andes va veces hacen im–
pasables lus llamados caminos,
y
en ocasiones forman una
represa en los ríos
y
el agua retl'Ocede fonuando profundas
y estrechas lagunas hasta que vence toJo obstáculo y pro–
duce innundaciones devastadoras. Después de dar la vuel–
t~
al fuerte el camino asciende una serie de terrazas bajo
muros dentados y cubiertos de nichos hasta llegar a la te–
rraza más alta por la que continúa. el camino.
Una
antigua
acequia
corre por encima en la laJem y Jeja oír el gorgoteo
de aguas invisibles. Ascenrliendo aún de aqui hasta el pie de
las montañas, vemos debajo los
andenes
que ¡;¡e elevan so–
bre la playa y que E>n la estaci6n corresponJ,ie11 te deben
producir abundantes cüsecbas. Mas,
fl'ent~
a fre11te, avan–
zando c0mo antes a través del valle
y
en ct·nr. con uuP-stl'O
camino
divi~·amos
las ramosas
ten·aza~
de OllaHta vtambo.
con l.!>ordes del' tea dos por altos sauces y arbustos en fi()t'
con diminutas cascadas brillantes fonnadas por al agua
que salta de uno a otro anden. .
Sobre ,
andén
más alto se destaca claramente un gt·u–
po de eoificios que u uestro guía dice q ne es la casa · del Go–
bernador a quién
e~:;tamos
recomendados. Ya era tarde;
sentíamos hambre y cansancio al mismo tiempo y espo–
leamos nuestras mulas para lleg·ar cuanto a ntes a nrlestro
alojamiento. Pronto llegamos al sitio de
UH
muro macizo
·y
dentado con dos portadas
y
con canales en los estriboR
como para recibir un rastrillo deslizable
y
flanqueados por
torres redondas con troneras como las ya mencionadas,
empinadas sobre las rocas prominentes de las montañas.
Más adelante el camino pasa por entre dos euificios de pie–
dra, todavía·habitados. Parecen destinados a los centine–
las, y por en medio de ellos tiene que pasar el visitante a
Ollantaytambo, hoy corno en los tiempos antiguos. El ca–
mino continúa por entre una pared alta con uichos y una
acequi,a;
gorgoteante. EnceJTados así eutre la pared y la
montaña y con la Yista limitada. Beguimos despacio una
, · ..
··mil·la más adelante. El camino termina. Una calle se abre
· ' ' · · en ángulo recto a nuestra izquierda y se extiende por algu–
nos cientos de varas por entre muros de piedra
y
arbutitos
en flor, .hasta que ,lleg&I.IlQS a una
~specie
de capilla con una
cruc carcomida, cubierta con ciritas descoloridas
y
flores