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EN LA TIERRA DE LOS INC.>.S

93

Sierra, pt>ro sn sitnaci6n puede apenas ser superada en be–

lleza, realutda a nuestros ojo::> por la reaparición del arbo–

lado que lweía. tiem¡.¡o que no habíamos \'isto. AdE>más de

los grandes sauces y gig·;-wtescos pisonaes, encontramos

otnts Yariedades comunes de át·holes. Ceutenares de cerezos

sih·estt·es

(1)

bordean los caminos, ya en flor, ya en fruto,

mientt'as que en los jll.rdines cuelgan tentadores l0s duraz–

llO:"..

las nn ranias, las manzanas

y

los limones. Nuestro

hnéHpPd f'Pñor

Umere~.

subpreft>cto de la pt·ovincia, un hom–

bre inteligente

.Y

emprended~Jr, no~

proporcionó mulas pa–

ra nnestra dsita a Ollan t.a.yta mbo

y

una carta de recomen-

. (\ación para el

gobernadnr

de la cíndad fortificada, situada

~ ocl~o

leg-uas

(:,2)

de dil'tanf'ia río abnjo.

El viaje a eRt.e lng;nr es extremada.ment.e variado e inte–

resante, a t1·avés de un paisaje granJioso·

y

pint.orAsco. A

una distancia

dP

tres leguas signieudo un camiuo con · ceJ'–

cos y caRuchn$ de piedra, sombreado de cerezos y mP.loco–

tones, llegamos a un

para.jP

en qne una ancha quebrada en–

tre altas montañ 1s se abre a JJt.aestra> dE>rechn.. Esta que–

brada se extie.Jde hasta

r gi6n de la nieV'e tlonde hay nn

glaciar o nna serie d g laciares que parece se reunen de dife–

-rentes direcciones. De esta quebrada emerg:e un río conside-

rable que se divide

Ol'

a:

·os bt·a>zos que corren sobre una

gran masa de

ro~

s , piel ·as

y

cascajo qua 'né qca.rreada

por la quebl'ada rellenando e valle en una PxtenRi6n de va–

rias millaR

Y

avanuwdo c<mtra el río. El corte vertical

practicntlo.por el río forma. nna pared de doscientos pies de

alto pot· lo •nenos de material

compa~to

esculpido en fan–

tásticaR formas encast.illaclns como un coniun to de catedra–

les góticas (3). La bajada de esta escarpa-dura no fué cosa

fácil, pues la-senda era

estt·echa~ pre~ipitosa

y

llena de pie–

dras rodantes, y, nna vez abajo, el ca.mino era igualmente

pQligro~o

entre los af'ant.i\ados y el río.

Más adelante pa¡.;a.clo ef'te campo de escombros. el valle

se ensancha en una especie de pampa cenagosa, en cuyo ex-

(1)Capulíes.

Sobre la flora de la región . del Cuzco, véase las si–

guientes monografías del doctor Fortunato L . Herrera, c¡ltedrático

de Botánica en la Universidad del Cuzco: Botánica Etnológica, Cuz–

co 1919. Contribución a la Flora del Departamentos del Cuzco, 1921;

Chloris Cuzcoensis, 1926.- N. del

T.

,

(2)

La distancia de Urubamba no pasa de cinco leg·uas.

Ya.

he–

mos dicho que hay tren directo clel:•Ouzco.

~

Ollan·taytambo.-N

del

T.

1 :•·

· ·,

r ·

:1

(3)

Es uno de tantos conos de .deyección-

V

éa.se

la nota, de la.

pá-

ina. 91.-N de)

'"!'

•·

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1

· , •• , . •