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98

EXPLORACTON E INC'IDB TES D!!:

VI

AJ

~~

quinina, quince en la mailaña; cald o de pullo, ralo, al roe–

dio d ía.

~u

curación completn duró tres días.

Teníamos algnna dificultad en disponer nuestros col–

chones en nuestro estre

cho cuar

to cuando vioo el st--ñor 13P–

navent.e y participó de

nuest.ro

caté y coñac. Le pregnntf'

· minu ciosamente ¡.;obre

las

¡.¡

ntig

üedades, la fortnleza., la Ro–

ca 'l'a rpeya, lns grandes" Piedras Cansadas ', las can te ras, el

Puente Incaico, y sol>1·e todas las coBas mant,-illos;t:-; qne se

nosdijo existían allí. Sobre todo elloparecíamuyc nfuni!ilo

el señor gobt-ruador,

y

según creímos, mny ig no rante.

Po1·

último abrumado por nuest.tas pteguntas, dijo r¡ne tenía.

un libto que llablaba de todo lo concernien te a

'll)8

Reyes In–

ca,s

y que lo traería. Lo hizo en efecto,

J

era la traducci(>n

de "El Perú" de Prescott.

Al día siguieute nos levantamos y salimos

t emprano.

La mañana aunque

un tant

o fría Hra cla ra

y

magnífica.

_0,:¡

un solo rayo de luz

llegu.ba

a l fondo del valle, pero las nu–

bes que se adhE:rían

a la.s cu

mbres de las altas moutaf1aR Je

uno

y

otro lado, eran de oro

y

g:nwa. Parecía que la luz no

llegaba

'na la gi()'antesca <e UI I'J bre de Chicón que se elera–

ba to<;lavía

aelmn t~

de nosot ros tan silenciosa y pR.Iidrt co–

ruola muer e v tan remota como siempre. Las montañas de

todo el cJ 1torno, como .va he dicho, son

escarpada~">

y

pre–

cipitosa , si-n embargo, a rnilers Je piE-s de a ltura, distingui–

mos

;:~c.,

so !le io::i acantilados

rocoso~

a lus

qu l:

pt:~.n:!~e

:-.ú–

lo los cóndorQs pueden llegar, edificios regula r es

y

grandP!'l.

Uno en particular parecía es tar colgado encima de la casa

rústica pero hospitalaria dPl gobernador. Dijo éste queja–

más había sido v isitado por ningún

se r humano en los

tiempos mode rnos. Al o írlo, .Mr. C... ... ......llizo promesa dt:3

escalar hasta él

y

de medido a l mismo tiempo, lo cual cau–

só el asombro no sólo del g-oberuador sino de los ciudaJa–

nos de color choc-olate

de

Olfá ntaytambo.

Enü:e la hora. dt:>l c

<1.fé

y la del almuerzo, fuírnos condu–

cidos por

la rg-a::; secPi

one

s de muro::-rde terrazas y por la.s

calles de Ollc:Ln tu_ytalll bo-cuyo pla1w

y

estructura apena.;;

han cambiado Jesde lu época de los locas-a través de

UQ

1·iachuelo

turbulPIJtO

y

frío,

alimentadQ por el deshielo de

los glaciares, de color lechoso, debido a

lm~

materiales del

cauce que lleva en suspensión,

y

que deschmde de la qu(>–

hrada tranBversal de Patacancha a la fortaleza-obra é::;ta

menos iruportante que la de Sacsahuaman, pero más com–

J.llicada

y

con igu a.leR caracteres de perfección.

Durante mi permanencia de dos semanas en Ollantay–

t.ambo, ascendí a menudo a la fortaleza, tomé meclidaF:,

dibujé

y

fotografié lo

asp cto m!is impcrtantes. Está