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fortificarse al ingenio de Oyanume ; y los vicuñas,
a su cuartel general de Ulti."
Después de esta heroica jornada, que no por
propicia para los vicuñas, hubo de definir su pre–
dominio militar, Hortiz de Sotomayor pone a pre–
cio la cabeza de Ibáñez y las de sus tenientes. Don
Alonso, sabedor del bando oficial, sube, de noche,
a Mhmaipa¡ta,
CO]jl
m~ras
de tomar Potosí al día
siguiente. E
corregidor, 1;eune sus tropas, recluta
vecinos y menesti:ales de los ingenios. Y con un
ejército de oého mil hombres cae de sorpresa y
de noche,
·obre e1 campamento de los vicuñas y
los destruye con despiadado ensañamiento.
Días después, el
15
de mayo de
1617
1
el hacha
vil del verdugo glorificaba la cabeza del Vicuña
y
de sus ínclitos capitanes. La sentencia del jus–
ticia mayor, recogida por la historia y ejec11-toria–
da dos siglos antes de la consagración de la Re–
pública, en los pueblos de América, es la mejor
apoteosis con que pueda aureolarse la figura
Q.elhéroe. Rlecojamos de entre los despojos que
que–dan de la otrora rumbosa
1
Ciudad de los Empera–
dores, el ensangrentado documento, como el más
heroico blasón, sobre cuyos jaqueles, como en la
piedra de un escudo, pueda afianzarse la ejecuto–
ria patricia de Potosí.