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convocando a la guerra; lloraron con el quejido
del '' aykkori' '' (') la muerte del
curaca o del
amigo; alegraron la cosecha con la voz dulce del
'' pululu ...
C)
;
y entonaron en todos los tonos del
amor y del odio, de la esperanza y del dolor, en
la "sicu" multitona, que se dijera trasplantada:
del Helicón.
Fué por esta gracia española que amplió el pen–
tágrama de aquel arte agreste, que podía deci:r
/Garcilaso en sus comentarios: "Oada canción tu–
vo una tonada conocida por sí y no podían decir
dos canciones diferentes con una tonada; y esto
era porque e-l galán enamorado, dando música de
noche con su flauta, por la tonada que tenia de–
cía a la dan;¡.a y a todo el mundo, el contento o
desconte to de
su
ánimo, conforme al favor o des–
favor que le haoía; y si se dijeran dos cantares
diferente
or una tonada, no se supiera cuál de
ellos querí
decir el galán. De manera que se
pue e decir que hablaba por la flauta".
Y luego cuenta que un español topó una noche
a deshora, en el ·Cuzco, con una india de su cono–
cimiento, y queriendo regresar con ella a su po–
sada, suplicóle la india:
-Señor, déjama ir donde voy. Sábete que
aquella flauta que oyes en aquel otero, me llama
con mucha pasión
y
ternura, de maner:a que me
fuerza ir allá. . . Déjame por tu vida, que no pue–
do dejar de ir allá; que el amor me lleva arras–
trando para que yo sea su mujer
y
él m! marido.
(1) Quejumbroso.
(2) Especie de ocarina.