PLATA
:Y
BRONCE
Flotando se acercó al borde y pidió una esperma en–
cendida .
Se la dieron y nadó pausadamente en dirección
opuesta, con la una mano , con habilidad prodi g iosa.
Izquieta era costeño .-Nada como una corvina--de–
cían de él sus amigos.
La lucecita lívida bogaba en la mano levantada como
un fulgor de e speranza.
A
uno~
cuarenta metros se detuvo .
Izquieta clesapa–
reci é . Unicamente la luz se veía tenue en la neblina .
Cesó el ru:do ....
Y
J.
no avanzaba.
La lengua lumínica muequeó en la
sombra densa y se apagó.
Li1 voz d e I zquieta no sonaba reclamando auxilio.
Sn ~;
compañeros halaban ya de la cuerda creyendo que
le pas/1 algo.
E spera r on minutos que les paf'e·cieron si–
glos .
~)e
oyó ele nu evo el nado. Cada vez mús próximo.
En1:ró el nadador en el radio iluminado
y.
vieron a Iz-
qu i·eta qu¡- braceaba con desesperación.
I h gó, y cayó casi desmayado en el borde del pozo .
L
acorrió Martínez
osteniénddle de los brazos .
-Tiren la soga-suspiró dé6ilmente.
J
os indios aunaron sus esfuerzos y recogieron la cuer–
da eo., vehemencia.
U n bulto flotaba en ias aguas ....
L~ s
rayos de luz lo precisaron algo cuando ya ·estuvo
cercNl'.). Un bulto grande del que emergía una esfera amo–
ratada y roja. asida por unas manos engarfiadas, y otro
montón ·que sobrenadaba rígido. ·largo ....
-Un muerto--murmuró don Ernesto.
-Dos, señor Zamora-rectificó Izquieta cuyo brioso
espíritu venció a la emoción.
_ro se de quien sea. Allá
hay otro envoltorio.
Iré de nuevo.
295