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PLATA
1;
BRONCE
carnes descompuestas; del cabeJ;Jo colado a la piel oleosa,
el roce e calo frian te ....
Resultó impo ible separar del cuello del cadáver
de
Raúl las manos agarrotadas y morenas que lo estrechaban
adornadas de joyas miserable.:; ; manos que correspondían
al cuerpo esbelto de una india hermosa, también en fer–
mentación.
R·emolc~ron
su cargamento ele
tres cuerpos acequia
arriba para encontrar la salida. Marchaban lo más de pri–
sa que podían. Deshechos de pesar y ele miedo, ninguno
osaba pronunciar una palabra.
Al fin llegaron.
Bl mayordomo y los ocho indios les
esperaban con impaciencia. Don Antonio ya había deter–
minado ir a buscarles. Exhalaron un ¡ah! de satisfacción
cuando vieron el pálido reflejo ele las luces en el agua.
-Que entren todos •los peones--mandó Javier Mar–
tínez. ya va•liente.
Penetraron los indi os . Vacilaron antes de coger los
cuerpos descompuestos, pero una ad,·ertencia enérgica de
• Martínez les decidió.
LeYantaron en vilo los tres cuer–
pos
y
los sacaron fuera de su acúático sepulcro.
Con más cuerdas ataron los montones de lo· despojos
rJara tacil itar su transporte.
D . .Jn Antonio les iba reconociendo.
-¡ Patroncito !-chilló ante el cadáver destrozado de
Raúl ; se arrodilló y lo abrazó llorando manchándose de
sangre las manos y el poncho. Qui so separar las manos
renegridas y posesoras y no pudo . Apartó la cabeza y re–
trocedió asombrado.
-¡La Manuda !-elijo-que ha seguido al patrón has–
ta la tumba .....
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