PLATA Y
BRO:-.ICEque indias, también; pero que intentaran abusar de esa
linda chullita forastera, tan bonita y tan buena, ya no po–
día tolerar. Se sublevaba su alma ingenua de pa-dre de
familia campesino. El sería capaz de asesinar al que arre–
batara la honra ele su Emilia, su hija mayor, un pimpollo
si:Jvestre en que el chagra deliraba. Se quedaría fresco
matando al infame ....
Esa pobre muchacha no tenía' quién la defendiera.
El borracho del tío no era cuenta. Por eso .... El. el an–
ciano honrado y moral desde que nació, la ampararía ....
:'\o importaba perder el empleo. Y hasta era posible que
el niño no se enfadase. :Nada había ordenado el patrón Raúl
con respeto a la maestrita: podía, pues. dejarle escapar.
Y mordiendo su tabaco
d-~
envolver, cuyo humo he–
diondo asfixiaba a Celita. separóse de ella para advertir
a la Manuela que llevara a la ala unas copas que pedía
el
patrón.
La langa sen·icia dormía en un cuarto apartado, de
junto a la cocina. Fue a despertarla. Descansaba la po–
l1re langa acurrucada
~ obre
el suel o. cubriendo sus for–
mas Yenustas con una manta parda que poco la abrigaba.
Despertó ob resaltada al oír su nombre en la bruma del
ueiio y se acercó en camisa a la puerta.
-Amu _-\. ntonio-contestó.
-Patrón Raúl te llama. Vendrís al c-omedor para
que llevís unas copas que pide.
-Ya YC\y-refunfuñó la langa atacada de frío vio–
lento.
Antonio se marchó mientras la india se vestía.
Razón le obra al nií'lo para quererla, iba pensando
el
I
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