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de
'la
alfarería santamarina; y considera la presencia :de la cruz, vi–
sible ·en los idos estilos acercados, "contingencias demasiado uni–
versales para que puedan servir de base para establecer afinidades".
Tampoco acepta la importancia atri1buida ¡>or Uh1e a las ta.bletas
.para, mol•er rapé, y juzga .que las placas de 1bronce antes citadas, no son
de Tiahuanaco, sinó probablemente J.l.evadas a 1Bolivia desde el Valle
Calchaqui, donde habrían sido descubiertas, idénticas al disc:o de
·Andalgalá encontrado por Lafone-Quevedo.
Volviellldo a la tésis de Debenedetti, ágrega:
"Seguramente sugestionado por la proposición de Uhle, publicó el
señor Debenedetti en
1912,
un trabajo en que pretende demostrar que
la influencia principal que ha ejercido su acción sobre la cultura de
la región diaguita es la de la época de Tiahuanaco. No limita esta in–
fíuencia a algún neríodo e_special de la civilización 1diaguita, sino la
señala como general, ;de manera que
e~ta
última vendría a ser des–
cendiente direc a de la
.e,·
'Hz.ación de Tiahuanaco. Empero lo cutio–
so en el traibajo del señor Debenedetti es que no trae un sol-O airgu–
mento que pudiera servir para estab ecer siqu(er.a un indicio de ana–
logía entre las dos culturas. Cuando s s argumentos no consisten
•en caracteres univer: :a.les, o u es a numerosas civilizaciones, en
todas partes del mundo, cita como rasgos caracterís icos para Tia–
huana:co, elementos que no son de e·sta civilización y que por consi–
guiente no pueden servir ·como material de comparación para p·ro–
'bar la ana.Jogía ide la cultura diaguita con el1a".
Muy 1duras suenan estas eonclusiones del señor Boman, y si el
calor de la controversia y la sinceridaid de la convicción, son suscepti–
bles de Heva-r a negativas rotundas, no puede dejar de reconocerse que
es fácil eliminar de un.a analogía varios elementos, con motivo de que
son universales, o negar semejanzas, porque se confiesa que no se
acierta a distinguirlas.
Al referirse al único puntp de af
'iniJd.adcitado por Debenedetti
.que él acepta, encuentra argumento para desechar u importancia.
Refiriéndose al elemento decorativo de la escalera, llamado por Pos–
nansky, "signo escalonado'', termina diciendo: "efectivamente es
común tanto en el estilo de Tiahuanaco como en el santamariano, exis–
tiendo también ·en e1 estilo draconiano aunque con ·ángulos agudos en
vez :de rectos, de manera que aquí más bien se trata de aserrados que