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en la tela funeraria de Chancay (47), interesante pieza de nuestrn
colección, cuyo estilo señala una relación de las artes de TiaJhuanaco
y de los incas, reflejadas en la cost a, con las culturas de los diagui–
tas.
(Véase Lámina IV). Conviene igualmente comparar el di–
bujo en forma de zig-zag geométrico de la figura 8 con el mismo
motivo del vaso del cent ro de la fig. 11, procedente de Chancay
(48). Los demás reproducidos en la fig. 12 (49) son semejantes
a muchos que abundan en la región diaguit.a, de carácter netamente
incaico y probablemente de la misma época en que los incas domina–
ban la costa del Pacífico (50).
Estas c:omparaciones podrían mult iplicarse indefinidamente, sin
más .que acudir a las ;piezas incaicas y a laS' diaguitas existentes en los
mu.seos y en olas obras i'lu.stradas. De igual manera sería fácil prodigar
juicios de arqueólogos que dan por definitivamente aceptada la influen–
cia incaica en el Tucumán andino. No creemos que la cantidad acre–
ciente el valor de las pruebas ofrecid<as. Queda un punto, sin embar–
go, .sujeto a cont rover sias
y
es : el radio ·de acción de dicha influencia.
La mayoría de los escr itores antiguos y modernos estima que los
incas no pasaron a los llano$ situados en 1a vertiente oriental de la
cordillera, o sea, que no sojuzgar on las provincias actuales de Tucu–
mán, de Santiago del
stero y de Córdoba y se limit ar on a ocupar
los distritos de Jujuy, Salt a, Cat amar ca, La Rioja, San J'uan y Mendo–
za, por donde pasaba un camino del Inca que a la altura de la última
{47) E sta tela mide
1
m
20
cm. de ancho por
1
m.
15.
de alto. Es tej ido de algodón rústico,
pintado con colores de poca consistencia, marrón
claro sobre fondo crema. P rocede de Chancay, de
un lote de veinte análogas sacadas de un ce·
menterio. Se encuentran con cierta abundancia
desde Santa hasta P achacamac, o sea en la re·
gión cultural de Chancay. La greca de la te·
la recuerda la de algunas urnas conocidas de
Santa Maria, y las tres cabezas ofrecen cierta
semejanza con la del felino antropomorñza<lo de
la
tinaja de "Blamey". El signo escalonado,
reiterado, señala cierta
influencia de Tiahua·
naco, y confirma esta sospecha el parecido que
hemos
encontrado en otras
telas
funerarias
de Chancay con las cabezas de los discos de
cobre de La Paya descubiertos por el Profe·
sor Ambrosetti, y con ciertos vasos de Tiahua·
naco encontrados en Pacbacámac y publicados
por
ble, todo lo cual comparamos gráficamen·
te, más
adelante
(Véase
lámina
IV).
(48) Los vasos contenido en esta figura per-
1
tcnecen a Ja colección del M. H. N . L . y
proceden de Chancay. La pieza que nos inte·
resa, colocada en el centro de las
tres, mide
1
sllo
mm. de alto,
340
mm. de diámetro máxi·
mo de vientre y
8o
mm. de diámetro de boca.
Haremos observu que el damero de las otras
dos se asemeja a igual motivo de vasos dia·
guitas.
{49) Los vasos antropomorfos de
la
figura
J2
pertenecen a
la
colección del M. H . N. L.
y proceden de Chancay. Evidencian parecido de
forma con la figura 9 y difieren esencialmen·
te por
los brazos pintados,
siendo
así que
los
de
la
figura 9 son escultóricos. Todos
llevan en las manos algo como una copa. Son
infundibuliformes,
en
tanto
el vaso diagui·
ta tiene, como lo ha descrito el señor Outes,
tendencias a
la forma subglobosa.
(50)
La cultura
de
Cbancay es considerada
contemporánea ele
la incaica.