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LA ESFINGE INDIANA

ná), cuyos numerosos trabajos le han conquistado un puesto honroso

en la obra de revisión de la geología argentina.

"Imperdonable - escribe FRENGUELLI - es en cambio Pos–

nansky, el que, sin conocer el problema que discute, pretende darle inter–

pretaciones originales, que resultan en contradicción con todos los pre–

ceptos geológicos y geográficos que cabe invocar en la explicación del

problema.

"Ya desde las primeras páginas empieza por confundir altiplanicie,

cordíllera y continente sudamericano, entidades· completamente distintas,

bajo cualquier concepto, y en especial modo

diastrófico;

y considera como

residuos de antiguos mares epicontinentales los lagos de Titicaca, Poopó,

Uyuni, los que evidentemente son

bolsones

de edad muy posterior a toda

transgresión marina en esa parte del continente. Las catástrofes, a las que

Posnansky recurre tan a menudo, son completamente absurdas, y las

prueba~

aducidas por el autor para confirmar sus cataclismos sísmicos,

son en absoluto carentes de fundamento. Dice que las aguas de esos

lagos van continuamente disminuyendo,.' mientras PENCK sostiene lo

contrario, y, precisamente, que van en aumento. (VIII) La observación

de que a las do primeras épocas de Tiahuanaeo siguiero11 respectiva–

mente dos in ndaoiones l;icustres de la región, parece evidente; pero no

como consecuencia del .icataclism<i> cósmico" admitido ¡;>or Posnansky.

Después del ocaso ae fas ideas Cuvierjanas, es pueril hablar de tales cata–

clismos, y en/ espeGial modo cua do se trata de expl>icar hechos que en–

cuentran exacta razón de ser en el orden normal de los fenómenos natu–

rales.

"El lago Titicaca se encuentra en la faja comprendida por las os–

cilaciones del límite

ecuatorial

de la zona desértica austral, o sea en una

región en que las grandes variaciones climáticas del pleistoceno y del olo–

ceno fueron muy sensibles. Así es que, al opuesto de lo que sucedía en

la región del límite

polar

de la misma zona (ejemplo: Mar Chiquita)

hubo allí gran aumento de precipitaciones durante las fases

anaclimá–

ticas

y notable disminución de las mismas durante las fases

cataclimá–

ticas.

Por ende, un notable aumento del lago durante las fases anacli–

máticas, acentuado por el deshielo. El fenómeno puede haber tomado

en ciertas ocasiones carácter diluvial, al coincidir con la transgresión del

clima húmedo tropical en la región. En cambio hubo considerable re–

ducción del espejo lacustre durante las fases cataclimáticas, por la vuel–

ta del clima desértico en la región. Durante la fase actual, que, en me–

dida más reducida puede ser comparada con un anaclima, el lago Titicaca

está nuevamente en aumento, sus aguas se tornan dulces, en lugar de

"terminai" se transforma en "fluvial", y ya comienza a verter sus.