FIG. 1
Moti\·os
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tiabuanacos que adornan 13. escultora descubiert01 por Coucty
APÉNDICE
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SOBRE LA CRONOLOGIA HIPERBOLICA DE
TIAHUANACO Y EL CASO POSNANSKY
Está muy difundida la opm1on de que ninguna razón científica se
baya producido basta hoy para dirimir la vieja disputa entre los cronó–
grafos de las ruinas de Tiabuanaco, un b;ecbo o una prueba capaz de
inclinar la balanza e favor de los que proponen una antigüedad mo.:.
desta,o de los que, en oa Dio, sostienen cifras hiperbólicas.
Si esa opinión fuera acertada, harta' i;azón
te~aría
toda persona
prudente para permanece ·ndecisa entre los cien años antes de la con–
quista que importa eJ cómputo de ÜNDEGARDO y AcOSTA, los quince
siglos que asigna /U HLE y los
13 .
000 años de Pe>SNANSKY, a pesar de
la enorme diferencia que media entre uno y otro cálculo. También sería
excusable, en cierto modo, la conducta de quien, no sabiendo sacrificar
a la diosa Prudencia,
qui~iese
a todo trance elegir uno de los dos cami–
nos, por cualquier causa o finalidad, o por simple "pálpito", y hasta por
razones estéticas: "El mundo es de los que afirman, y en todo caso vale
más afirmar que negar, ya que afirmando se agranda en algún modo la
vida. . . Inauguremos una escuela nueva, la escuela de la confianza en
América . . . "
(!,
pág. 62, 63).
Sin embargo, la realidad es otra. Hechos y pruebas se han produ–
cido en gran número, a pesar de los que siguen ignorándolas.
Una por una han ido cayendo las presunciones que sirvieron de
base o, más propiamente, de sugestión, a la cronología hiperbólica. Pri–
n:iero, la idea de que las ruinas representen . una realización artística única
y aislada, sin conexión con el resto del país. Esta idea pudo, y hasta
debió nacer en el espíritu de los primeros visitantes; hoy, en cambio, no
es lícito olvidar que objetos netamente "tiahuanacos" se han encontrado
· en toda la extensión del antiguo Perú. (U,
173, 39).
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