EMBRUTECIMIENTO DE LOS TIAHUANACOS
45
trucc1on más perfecta, y, por consiguiente, en este continente ha habido,
~n
cuanto a civilización, no progreso, sinó decadencia, no adelanto, sinó
regres1on
[
not progress, but failure, not advanee, but retrogression]
(VII,
p.
27).
Las cuestiones de Tiahuanaco no nos encuentran, desgraciadamente,
-en un estado de serenidad especulativa que permita conservar toda su
fuerza a las razones que acabamos de
expon~r.
las que serían suficientes
en
c~alquier
otro problema de anticuaria, como, por ejemplo, los de la
arqueología Jmer o de la Kanaka.
En realidad, nuestro terreno, cual valle de montaña en que se
ha abatido el alud, encuéntrase ocupado por una cantidad de construc–
ciones lógicas y extralógicas, científicas y seudocientíficas, cuya solidez
nos será necesario poner a prueba, ejerciendo conq:a ellas toda la fuerza
y
el rigor de la crítica.
Las varias cuestiones de Tiahuanaco, estrictamente conexas con el
problema de su erigen
y
antigüedad, pueden resumirse bajo los títulos
·que siguen:
1 .
Si se han realizado cambios repentinos de la costra terrestre, que
elevaron la región de Tiahuanaco al nivel actual, después de
la edificación de la ciudad.
2. Si la posición de los edificios respecto al lago ha variado desde
su constr'.Slcción hasta hoy,
0,
más exactamente, si ha variado
el nivel de las aguas del Titicaca.
3 . Si es exacto que la región del altiplano estuviese un día a la
misma altura -
aproximadamente -
de la costa, y· provista
de una vegetación forestal.
4 . Si es cierto que la región del lago Titicaca es hoy sumamente
árida, y por tanto infecunda e inhospitalaria, de tal manera
que no puede ofrecerle asiento a un pueblo que viva de pro–
ductos agrícolas.
5
.
Si la cronología de los constructores de Tiahuanaco fundada
por Posnansky representa el resultado de una serie de cálculos
rigurosos, o es, en cambio, uno de esos espejitos que emplean
los cazadores para encandilar a
las alondras con los rayos
del sol.'
Respecto a la cuesuon de los cataclismos, reproduzco aquí unas
lí–
neas de una comunicación que me enviara con fecha Diciembre
29
de
1923
el Dr. Joaquín FRENGUELLI, profesor de Geografía física y Pa–
leontología de la Universidad Nacional del Litoral (Facultad del Para-