40
LA ESFINGE INDIANA
rólogo peruano había escrito que, a consecuencia de sus propiás demos–
traciones, "un reguero de luz ha disipado las obscuras brumas del pa–
sado" . . .
(4) .
Quizá sea oportuno recordar que la dos tesis son diametralmente
opuestas, pues Patrón sostiene que los Súmeros emigraron de Caldea
para poblar el lago Tititaca, y Ricci que los Tiahuanacos; en cambio,
abandonaron el Tititaca para poblar la Caldea. Patrón es el Anti-Ricci,
y Ricci, el Anti-Patrón. Recíprocamente, el anverso y el reverso. De
la comparación de sus respectivas enunciaciones, igualmente rotundas y
dogmáticas, surte un
reguero de luz
para el crítico. Sin embargo, no
continuaré aprovechando la fuerza dialéctica que pueda ofrecerme la
comparación de las dos doctrinas contradictorias. Según mi concepto,
ya anteriormente expuesto al tratar sobre las posibilidades teóricas, este
hecho viene a confirmar mi opinión, de que la lógica matemática del
cálculo combinatorio ha dominado en este problema el procedimiento
del espíritu pumano. Doctrina y antidoctrina deben tener necesaria–
mente un carácter de identidad, como los valores negativos y positivos
situados sobre el mismo eje, a derecha e izquierda del cero.
Por el momento renuncio también a emplear otros dos argumentos
de primer orden: el geográfico y el cronológico. Resulta mitural que los
dos autores hayan descuidado los dos factores de la topografía y del
tiempo, tratándose de afianzar una migración de hombres a través de
zonas geográficas tan extensas, y que a su ;vez quiere e plicar la implan–
tación y proliferación de una cultura como la súmera, cuyo florecimien–
to en la sede histórica puede fecharse en el afio 4000 a. d.
C.
Respecto
a la dificultad geográfica, ambos autores tienen que colmar la distancia
de unos 15 . 000 kilómetros, que no puede acortarse con el empleo de
ambigüedades geográficas, como sería la de indicar la Mesopotamia con
el nombre de Asia Central. (5) Esfe ardid algo ingenuo no quita que
(4)
PATRÓN, Pablo. -
Huirakocha,
ya citado, pág.
5.
(5)
Sobre este punto debería ser del
todo superflua una consulta de autori-
dades. Quien tuviese
la
paciencia de repasar los títulos de todas las obras que se citan
en este trabajo, encontraría que de los autores americanos
(WARD, KLAY, etc.)
é
in–
gleses
(KING, SAYCE, etc.), algunos emplean la frase "Asia occidental",
Western Asia,
y otros (HALL) la frase
Near East,
"Oriente próximo".
Clásica es para los franceses la denominación
Asie Antérieure;
para los alemanes
Vorderasien.
Con la precisión que acostumbra, DE MORGAN determina los límites geo–
gráficos del Asia Anterior (24° a 57° long. E. y 43 º a 15º lat.
N.)
en
Le mond
oriental avant l'Histoire,
"L'Antbropologie",
XXXIV,
1924, pág. 25.
Asia Anterior
lleva el atlas de Albert VON KAMPEN y cuantos otros
atlantes an–
tiqui
yo conozca ;
Asia Anterior
es su nombre en los escritores clásicos; ver HAHN,
Hermann, -
Manuale di Geografía Antica,
trad. ita!. Livorno, 1889, pág. 129.
Es de pensar que, no habiendo en juego una "tesis'', a nadie se le ofrecería lla-