PLATIBRAQU!OlDES DEL SUR
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biana es necesario tomar en cuenta, además de los hipsycéfalos de la
corriente cordillerana y de la atlántica, una verdadera
masa
de plati–
braquiodes
(pág. 157), que tuvo su foco de dispersión en el territorio
de Santa Cruz. Afirmé que esa masa procede del otro fado de la Cor–
dillera, desde la costa pacífica. Algo más sugería en esa memoria, y es
que, a pesar de la afirmación negativa de
V
erneau, dichos etnos cono–
cieron y practicaroq la deformación craneana,
y
éste es un dato pre–
cioso para determinar las costumbres de los clanes inmigrados, y su
estacionamiento en las islas del Patífico.
Estas breves noticias permiten afirmar que nos encontramos ante
un descubrimiento de suma trascendencia.
" El hecho esencial
-
puede concluir con todo derecho el Dr. Rivet
-. -
es que el círculo que rodeaba a América está
roto
en dos puntos, que
el aislamiento de los indígenas del Nuevo Mundo está quebrado,
y
uno
de los ángulos del velo que encubría el misterio de su origen está levan–
tado. El hecho que América se revela tan conservadora del punto de
vista lingüístico, autoriza toda esperanza".
1blioteca
nacional
,
eru
FIG. 77
Pttroglifo sudamericano
(Río
Aio:uy.
Brasil) .
Compáruc con
la
fig. 78 .