PLATÓN Y EL COMUNISMO INCAICO
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Sentadas como legítimas las analogías que preceden, no hay mu–
cho camino para llegar a las conclusiones más antojadizas. Así vemos
al mismo Autor señalar como revelador el hecho que Mejicanos y Egip–
cios ceñían su cintura con unas telas de varios colores, que llegaban hasta
la
rodilla, en forma de enagua. Sostener que una invención tan simple
debió ser en Méjico efecto de trasplantes étnicos, es, como todo lector
ve, una flagrante ex ageración del concepto de dependencia cultural, como
base para una doctrina 'general de los hechos etnográficos.
Iguales reflexiones podríamos hacer a propósito del uso americano
del
bumernng,
instrumento que es, en todo caso, clásico de los pueblos
de Australia
(21),
y qe otras analogías, más o menos dudosas o ficti–
cias, que el Autor establece entre Americanos y Egipcios, Fenicios y Gre–
corromanos.
· Pero ninguna iguala, por su carácter antihistórico, aquella, tan
peregrina como absurda, fundada en la filosofía griega, que E. Smitb
refiere, aunque originariamente procede de Putnam
(22).
Consiste en
sostener, en apoyo de las conocidas teorías de inmigraciones clásicas, que
t;m solamente en América encontramos llevado a la práctica (estado de
los Incas) la organización del Estado teórico cutyo modelo idea1 tiene
y
de América, verdaderos
beaaquar ·ers
de
la
deformación craµeana
(1'1LOWER,
W. H.,
Fashion in Deformity,
18 81.
p.
44) .
En resumen, mientras no hay una razón para excluir que
la
deformación fuese
desconocida a ooa región coa[ uiera, en una época indeterminada,
P.onotra parte, sa–
liendo del concepto dema{ ado te6rico de <.!distribución", podemos afínmar, en base a
comprobaciones cuantitat ivas y cronológicas (sobrevivencía de la costumbre) que, al en–
contrarla en los pue-blos naturales o semicivilizados descubiertos en los Tiempos
Modernos, con carácter constante
y
difuso, como integrante de su patrimonio cultural,
debemos referirla al área ·del Océano Pacífico e Índico, verdaderos centros de conser–
vación y difusión duranté los tiempos históricos.
En conclusión, Ellíot Smith ha definido como adquisiciones históricas y re–
cientes todos los relictos verdaderamente universales de la cultura humana, aquéllos que
como veremos en el Apéndice 6, fueron clasificados por los etnógrafos como inseparables
del concepto de humanidad, y acaso anteriores a su dispersión en el globo.
(21 )
El área de difusión del
bumet:ang
comprende algunas regiones de Amé–
rica, toda la Oceanía, y el continente Australiano, constituyendo para este. último
el
:arma característica de la caza. Aparece parcialmente en
la
India actual, y en los tiem–
pos primitivos de Mesopotamia. Ausente de Africa, si
se
exceptúa Egipto, fué
sin embargo empleado en Europa por Jos hombres del cuaternario. Véase
el
Apéndice 7.
(22)
Zelía
NUTTAL
hace justicia al verdadero Autor: "El Prof.
F.
W. Put–
nam por primero observó que los principios fundamentales,
el
esquema numérico
y
el
plan del estado fundado
en el
Perú por los Incas, extranjeros, se parece al formulado
por Platón en su descripción del Estado Ideal".
NUTTAL,
Zelia:
Tbe fundamental
pt:inciples of old and new World cioilizations, " Arcb. and Ethn. Papet:s of the Peabody
Museum". Haward Unio.
vol. 11 (1901), pág. 545.