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LUCHA DE MÉTODOS
cada en las islas del estrecho de Torres (Australia). Falta demostrar:
l.º
que fuese importada del Egipto; 2.
º
que existiese en el Perú o en
Méjico, y 3.º que llegara allí (en el caso de existir) por el camino indi–
cado por Elliot Smith. Como se ve, estamos muy lejos de tener "pruebas".
Manifiestamente la
tesis
que se propone demostrar ha obrado
como un catalizador de "evidencias" en la mente del Prof. Elliot Smith.
Así también, para el mismo Autor, serían peculiares del patrimonio
cultural "beliolítico" la
couvade
(16), el tatuaje (17), el culto fáli–
co ( 18), la perforación del lóbulo de la oreja, el uso del
tembetá,
la
circuncisión (19) y la deformación craneana (20).
( 16) La
couvade,
o costumbre de ponerse el marido en cama durante la ¡e–
mana sucesiva al parto de la mujer, para recibir felicitaciones y visitas, está difundida
en un área vastísima, que comprende también los países europeos, y hasta tiene super–
vivencias, que han sido notadas en ciertas costumbres palaciegas de alguna corte mo–
nárquica.
( 17) El tatuaje está diseminado ampliamente, aunque deba señalarse, por su¡
formas menos embrionarias de expresión artística, entre los Neo-Zelandeses, los Ma–
layos y Polinesios. También Africa tiene un pueblo de refinados pintores del cuerpo
humano, los Mombuttu.
o se ponen en el ,i¡Úmero a los pueblos civilizados actua-
les quienes practfoan e1 tatuaje, como Atabes, Japoneses y también - excepcionalmen-
te- Europeos
Nort americanos.
( 18) El culto fálico, y las
represen~aciones
del se:Xo, tanto masculino como
femenino, en asos estatuas, pintaras dedicadas probablemente al ceremonial. se ex–
tiende en to<!,o el globo, y a través de toáas las épocas, no excluída la grecorromana,
y hasta reaparecen en las miniaroras de textos religiosos e la Edad Media, y en la
ornamentación de las catedrales cdstianas.
( 19) Circuncisión, perforación de las orejas, nariz, labio, mutilaciones denta–
rias y, en general, todas las mutilaciones ornamentales, forman un patrimonio con¡- .
tante de la humanidad, en todo el orbe, en estados más o menos recientes del desa–
rrollo social, aunque no pueda negarse que ciertos aspectos próximos y particulares
sean característicos de algunos grupos de pueblos o de algunas áreas, acaso por babee
conservado o intensificadOI una práctica que, de manera general, pudo pertenecer a todo
el mundo (véase el ejemplo de la circuncisión en los pueblos convertidos al Islamismo).
(20) Más claramente se ve demostrado por la deformación craneana, típica entre
todas las deformaciones corporales, el concepto expresado en la nota precedente. Aun–
que en Africa y Australia no se han encontrado crái;ieos deformados, sus hallazgos no
faltan en Europa, Asia, Oceanía y América, y parece probable que esa práctica fuera
conocida en tiempos muy remotos por toda la humanidad. Sin embargo, respecto
a Europa, poseemos tan solamente una que otra pieza ósea deformada, y escasas no–
ticias escritas por los autores antiguos, y no son mucho mayores los hallazgos del
Asía continental. Muy aventurada, pues, resulta la afirmación de Elliot Smitb, de que
el centro mundial de difusión fuese en el Mediterráneo, basado en los llamados " ma–
crocéfalos" cimerianos de Hipócrates, cuyos hallazgos son numéricamente insignifican–
tes, comparados con los cráneos deformados de la Insulindia, de las islas del Pacífico,