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AMÉRICA Y BABILONIA
se formara entre los Semitas. Las dos formas asiro-babilónica
sisu
y
aramea
susya
evidencian, por su antigüedad, un anacronismo pondera–
ble. Esa derivación de Hommel no es menos antojadiza de la otra, ya
condenada por él, que pone
far:ash
y
par:ash
(nombres árabes del ca–
ballo) en dependencia de la palabra Persia.
En cuanto a
anshu-kur:,
o "asno del este" y "de
la
montaña",
nada extraordinario indica la existencia de este nombre deL caballo, en
la lengua de los Súmeros, es decir, de un pueblo que conoció con el
nombre de
anshu
el
Equus Hemionus,
singularmente parecido al ca–
ballo por la cabeza, por las orejas cortas, estatura, velocidad y comba–
tividad, y varios caracteres somáticos que lo colocan justamente en un
lugar intermedio. Los monumentos comprueban que el
anshu
ya
figuraba en los establos de los particulares y era objeto de requisición
por parte del gobierno, cuando todavía el caballo, aunque conocido ·y
apreciado, vivía y se multiplicaba en las colinas. Sucesivamente el
"an–
shu
de las colinas" fué a substituir en las faenas de la guerra al
anshu
propiamente dicho (33
bis)
.
¿Qué valor intrínseco hemos. de atribuir a la palabra
anshu?
Se–
ría descabellado sostener una opinión defínjtivra a este propósito.
En otro lugar hemo reunido una serie de nombres de anímales en
que dicho ídeogra a figura como parte in egran,te (casi con el mismo
valor dd término general en la nomenG atura de Linneus). Parecería
riguroso deduci d la .serie de la página 100 que
anshu
comprende to–
dos los equiélos.
Sin embargo, no puede excluirse, en el es ado actual de la asirio–
logía, un significado todavía más amplio, extendido a otros anímales
de familias netamente distintas. Recordemos que ya en su tiempo Op–
pert creyó ver (34) en ese ideograma la idea genérica de "bestia de
carga" . Hehn, independientemente de Oppert, y sin relación con
la
palabra súmera, observa (35) que hay en algunos nombres actuales del
(3 3 bis) La subsritución de que se habla no se realizó en un mismo tiempo en
los varios pueblos. Muy tardía, fué, por ejemplo, enrre los Arios de Asia. HERODOTO,
al describirnos el ejérciro de Jerjes, nos deja el tesrimonio precioso de que
el
conringente
de la India que parricipó en las guerras Médicas, no había abandonado todavía la
costumbre de atar los asnos al carro de guerra.
'
Véase, también, por lo que concierne a la epopeya hindú, el bajorrelien
J mer reproducido en la lámina
II.
(34)
OPPERT, Jules. -
Expédition scientifique en Mésopotamie.
Paris
(18 63 ) .
Tomo
II,
p.
76, 90.
Oppert, observando que el signo
anshu
entraba a formar parte de vocablos
que indicaban otros animales domésticos utilizados en los transportes de materiales.
tradujo
anshu
por "bestia de carga".
(35) HEHN,
loco citato,
pág. 460.