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métodos, los inkas se proponen desbarbari–
zarlos, .dulcificarlos: eran
y
siguen siendo
aún demasiado ásperos y rudos. Las con–
quistas de los emperadores del Cuzco cum–
plían una misión providencial, al traer a la
comunidad de la cultura a las dispersas tri-
bus.
·
·
Estética Inconfundible
Es el
e~píritu
inkaico un espíritu de- selec–
cíó!1.
Puede sorprender a quienes sólo en–
cuentran refinamiento en los hombres del
ciclo versallesco de Francia o·en las caducas
cortes orientales, esta afírmación. Dentro de
la aparer
~fü
i
pli@idad del arte cuzqueño,
los .diest 1Js
v rmets
podrán advertir un sa–
bor agr ·-0ulc _ que sólo dejan
eµ el
paladar
los m&
-ares safi1&mente- preparados. No hay
una nota, un color, un motivo ornamental
que escapen a la demostración de que los ar–
tistas keswas· fueron verdaderos creadores de
· una manera estética inconfundible, que acu–
sa un largo proceso de decantación
y
alqui–
taramiento, así como una originalidad irre–
ductible.
·Por eso; para .c.omprenderlo, hay
que despoj.arse
~ucho
de nuestros hábitos de
adecuación
y
nuestros métodos de Juicio..
El Mundo circundante
En. este ambiente
primav~ral
de las pr.ade–
ras·_de Cuzco ," de las vegas urubambinas, de ·