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R. CÚNEO - VIDAL

de la marcha secular de una sucesión de razas y de civilizciones

primordiales, concebidas en el extremo oriental del continente

americano, las cuales, bajo la presión de causas de inmenso apre–

mio, abandonaron el suelo que las vió nacer y lo cruzaron cuan

ancho es, luchando a brazo partido contra cuantos obstáculos

de la naturaleza y de los hombres se atravesaron en su camino, hasta

aportar al altiplano salvador de los Andes, en donde había de

cumplirse su destino.

Acabamos de aludir a las causas que han debido provocar

aquel éxodo de las primitivas estirpes americanas.

¿

Cuáles fueron

ellas~

Ellas fueron grandes, desde luego, como grandes fueron sus

efectos, y dependieron de las leyes

dinámicas

a que debe su con–

formación actual nuestro continente, las cuales originaron, por

una parte, la emersión paulatina del sistema de los Andes, y por

otra, el hundimiento parcial, y de igual manera paulatino, de la

extremidad o ·e

t

1 el continente bañado por el Atlántico, de la

cual es de suponer que for ase parte la desaparecida Atlántida;

catástrofe memora-ble que l©s Mayas del Yucatán rememoraron en

las escultura

· eog-ráfic

tle sus templos y palacios.

Según ello, en determinado milenio de las edades geológicas,

cuando el hombre no

habí~

hecho aún su aparición sobre la faz de

la tierra americana, se produjo en la extremidad oriental de esta

última, por repercusión del levantamiento paulatino del sistema de

los Andes, una. serie de hundimientos y de aniegos, acompañados

de erupciones volcánicas, terremotos, desquiciamientos de terreno

y

desbordes de ríos obstruídos en su curso por la invasión de las

lavas.

Estos se repitieron miles de años más tarde, cuando el hom-

1

bre americano hubo

he~ho

su aparición y sus ens_ayos de cultura

comenzaron a cristalizarse.

Transcurridos los primeros instantes de mortal asombro de

una humanidad amenazada de una destrucción inminente, es de

suponer que se produjese en sus filas, en islas

y

comarcas compro–

metidas por la catástrofe, una huida alocada, tierras adentro, en