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R, CÚNEO - VIDAL
te a Occidente, en el sentido de la etérea traslación del Sol,
y
en que semejante fenómeno ha debido revestir los caracteres del
avance de una ola disforme la cual, desprendiéndose de la costa
atlántica, cruzó los bosques, las estepas y los llanos del riñón del
continente, dominó las laderas escalonadas .de los Andes y se expla–
y6
finalmente sobre la meseta andina.
Una vez más nos declaramos aferrados a la idea de que en lo
sucesivo habría que apelar a la enunciada teoría de las traslacio–
nes de las antiguas estirpes andinas, de las cuales es documento
fehaciente
el friso del Arco de Kalasasaya, para explicar el adve–
nimiento de la raza precollagua, madre de la protocollagua, su
/
composición étnica, su cultura, su idioma; sus
creencia~,
sus cos-
,
tumbres, sus idealidades y su
sino de colectividad,
nacido de la fu-
sión de muchas razas, de muchos dialectos
y
de muchas mentali–
dades diferentes; para explicar su arte dominada por el tema
aquel del "signo escalonado", trasunto que fué de los tramos cor–
dilleranos, y obr
todo de
su
religión, la cual comenzó siendo fe–
tiquismo y to ea
idp~
tría en la selva aborigen,, para convertirse
en las cumbres andinas en el culto ideal de los antepasados, Ama–
ya Kontatas,
T'-ae
ff"Uñaucs o "Muertos Sentados", que tuvieron
su asiento hierático en e1 palacio de Puma Punco, gala y bastilla
que fué de la urbe famosa.
En la forma inconexa y vacilante como hasta hoy se han ve–
nido contemplando las civilizaciones de América, éstas resultan
fragmentarias,
espor~dicas,
mostrenc:as,
desligad.asde las grandes
causas
históric.asy de la poderosa arquitectura cultural
del mun–
do,
de las cuales no cabe desprenderlas.
En la forpia insin:uada en esta obra ·; forma que espíritus
mejor preparados deberán
perf~ccionar
en lo futuro, conectán–
dola a las leyes. que imprimen rumbo y destino a las razas y a las
civilizaciones del globo, la misma resulta colocada en el
nív~l
crí–
tico a que tiene derecho.