-
58 --
eh una de n
uestta~
obtas, [ 19
J
esta cabeza en
una polictotnfa que
al
presente
la
hace1nos en
autotipia monocron1a
y
al doble de tamaño
natural.
Fig.
23a28.
Pot·
supuesto,no es aque·
lla
la única, várias otras he1nos encontrado
hasta
ahota, de
las
cuales,
algunas las
·répto·
dücimos en la pl'esente publicación.
Como arriba se ha hecho nota1\ patece
e.vidente q
lle
aquello
de
taladrar
el
lóbulo rle
las
orejas
para
a.la1
1
garlas,
inttoduciendo
pie–
citas de
tné.lde
ra Fig· 39, opiedritas
redondas
ha sido desdé
Tihtlana.cuhnsta los
últilnos
restos
oiuástic
o8 delos Íílcascuzqueños,uu
pri·
.vill)gio '1e los 1nandones Oua.ndo los cronistas
del
prin1er petíodo de la conquista hablaban
dé los nobles, los titulaban ·'orejones>' . Por
lo que no e'S raro
de
leer en stJs escritos:
''Vi·
nieron al nuestro
encuentro algunos
orejones
a
recibirnos
y
a darnos
la.
bienvenida' '. En las
arenas
de Tihuanacu rnis1no se
hallan aq
ue–
llas pequeñas pievls
redondas
de
piedra
que
servían para ser introducidas en
la
oreja, .
rnientras que
las
que fueron de inadera
y
de
otras snstancias orgánicas es
de
presnn1ir se
hayan
podrido con el
trascurso
del tiempo.
Lo
d~
lb·S
Orejone8 cotno
autoridades en
rrn1uanacu, es sin duda una de
las
n1últiples
correlaciones que demuestran que en la más
ren1ota el'a
alto-pena.a.na,fué aquella la. señal
(Í9)
'.E1
"Signo Escalonado'' pig. 50.
Fíg."
30.