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ios es en la cerá
1
1nica
antropoinorfa,
que
tanto
tlll
la de Tihuanacu, véase Fig. 4 a 31,
cuanto
·en la encontrada en Chimú., Fig. 53,
y
otras
partes de la costa, representa el verdadero
tipo somático de sus habitan.tes e:i que está
conforme con los
ti
pos cuyos cráneos se hallan
en
los
n1is1nos es.tratos
de eultura, sal
ve) po-
.
cas excepc1ou es .
Las anteriores observaciones
evidencian
i.nás
q
ne
'fi huanacu
ha
~ido
un centro
políti–
co-religioso, d0nde
afluían
razas
y
subrazas
de
distintas
y
re1notísilnas
comarcas.
En los
estratos
aluviales de
'fihuana.cnhallamos hasta '"Te1nbetas", objeto
s en formade
'f
q
ne se introducían los antiguos en un
agujero taladrado en
el labio
inferior,
Fig. 40
y
41,
y
que
aún usan en la actualidad algu·
nas de
las
tribus que habitan las regiones cá–
lidas del
sur
y
sureste.
·otra cosa
interesantísin1a
y
que
proyec–
ta luz bastante clara en lo que se
refierB
al
origen d-e
los
incas,
es q ne los jefes de Tihua·
nacu, eran
'·'oRE.TONF.s"
lo
niisn10
que lo
fueron
los incas del
Cuzco,
a los que los conquistade–
res encontraron empleando esta particulari–
dad
como una
distinción gerárquica.
Hacen
pocos añog,
ha llóse en
una
exca–
vaci_ón en
Tihuana~u
la cabeza de un
''sumo–
sacerdote-orefón"
en prin1or0Ba eerán1ica,
la
que
ostenta en una especie de gorro-tiara,
[ os signos de su n1and0. Hen10s reproducido