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del virreynato del Río de La Plata, o que
los mismos peninsulares, en su huida des–
pués de la muerte de Liniers, perdieron
o enterraron por a11í parte de sus teso–
ros, versiones que pudieran tener sus fun–
d amentos , pues en 1904, al hacerse las ex–
cavaciones para los estribos del puente
sobre el Río Yala, cuando se construía el
Ferrocarril a Bolivia, se encontraron a
varios metros bajo tierra algunas mone–
das de la época de Carlos V.
Y si estos hallazgos tuvieron lugar en
la-Quebrada, a catorce kilómetros de Ju–
juy, sobre el camino obligado de Orán
y de Bolivia, es dable suponer, que en
la mitad del trayecto a la vecina repúbli–
ca y en lugar apartado de las miradas
indiscretas, pero fácil de puntualizar, se
depositaran riquezas que pudieran ser
recuperadas , en cualquier momento.
Quien sabe, también, si anteriormetne
a estos hechos, a raíz de la destrucción
del Imperio de los Hijos del Sol, los in–
cas, cuya dominación llegaba hasta allí,