![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0119.jpg)
99 -
su casa, entre las breñas.
Las llamas, que llevan sobre s us espa–
ciosos lomos sendos costales, marchan
erguidas, con la frente en alto, como os–
tentando orgullosas su elegante porte.
Una tarde, y de esto hace ya mas de
quince años, detuve por curiosidad a dos
indios que viajaban a pié, y conversan–
do con ellos en el tono mas amistoso para
inspirarles confianza, preguntéles sobre
lo que allí se dice de la Negra Muerta.
Uno de mis interlocutores manifestó
su mas profunda ignorancia al respecto;
pero el
otrof
un hombre pequeño, de mo–
dales reposados y de mirar inteligente,
díjome que hace muchos' años, no sabe
cuantos, oyó de su viejo "tatai" el si–
guiente relato:
"Unos curas" en tiempos muy remo–
tos, recorrían la Quebrada en viaje "para
arriba", tratando de deshacerse de toda
carga inútil, que reemplazaban por pro–
VIS10nes para un largo viaJe.
Estos frailes que, a mi juicio, debie-