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"la médica", con la entrada de una .te–
rrible epidemia entre los indios. Las es–
pecies de exorcismos y las súplicas al Sol
y a la "Pacha Mama", dieron resultado
por fin, después de una copiosa nevada
que vistió de blanco a las montañas.
Al iniciarse lo$ deshielos, fué hallada
la negra acostada de espaldas , cubierta
por la nieve.
Los ruegos habían conmovido a la Ma–
dre de los Cerros . H a bía expirado la que
encarnaba el espíritu del mal, la que tan–
to daño había causado después d e fingir–
se protectora de los hombres .
Para completar la obra de r eparación
y de venganza, para destruir en absolu–
to lo que todavía pudiera ser un peligro,
había que evitar una posible resurrec–
ción, quemando el cadáver de la Negra,
cuyas cenizas fueron enterradas "en el
bajo" para que las pisara todo el que tran–
sitase por la Quebrada.
Si esta leyenda, que me fué referida
así, como la escribo, es la verdadera, que