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HORACIO H. URTEAGA

debió ser el movimiento

y

la maniobra, para el ejército que,

después de todo, recibía una lluvü:t de metralla y combatía con

un enemigo qu3 reforzaba sus filas constantemente. Tal fué

la situación del ejército aliado, cuando después de las prime–

ras horas de combate, que se inició con un duelo de artillería

inútil, tuvo que salir de sus posiciones, .¡rritado de la lentitud

del ataque del enemigo, que, auxiliado por su número, no ce–

saba de fortificarse y tomar posiciones inexpugnables.

" Ocupando nosotros, dice Campero, la cima de una me–

seta por una ceja bastante pronunciada por delante y con

esplanadas o glacis al frente del enemigo y a nuestra reta–

guardia, nuestras dos líneas de batalla y aún las reserv.as eran

invisibles para el enemigo, y permanecieron así hasta que se

encarnizó .el combate y nuestras tropas salieron de sus posi–

ciones ". ( General Narciso Camp.ero. Parte Oficial ) .

Tal fué el lugar histórico donde se libró la batalla de Tac–

na. El terreno bautizado con el nombre de " Campo de la Alian–

za", tiene en conjunto un aspecto tétrico, desolado, melan–

cólico; hasta la naturaleza " lo ha cubierto con una mortaja

de arena amarillenta y calcinada " ; al fin había de quedar ese

suelo como símbolo de un sacrificio y como recuerdo pavo–

roso de la acción egoísta del país que, en América, proclamó

que la victoria aseguraba la conquista.

En el campo perú-boliviano se había dispuesto la línea

del siguiente modo : el ala derecha, mandada por el Contral–

mirante Montero, con fuerzas de las tres armas; el ala iz–

quierda, dirigida por el Coronel Camacho, con mayores fuer–

zas, por ser la posición que ocupaba la más expuesta a un

ataque de conjunto, y el centro, mandado por el General Cam–

pero, que a la vez era Jefe Superior de toda la línea; 8,000

hombres por todo, que iban a luchar con 14,000 chilenos. (7).

Falsas noticias recibidas en el campo de los aliados y un

ligero descalabro que sufrieron las avanzadas chilenas al en–

contrarse con los piquetes de caballería peruana, hicieron, en

(7)

.-Estado del ejército, sacado de los partes diarios de camipa'1ta,

por

Federico Fernandini, ayudante del Jefe de servicio.