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HORACIO H. URTEAGA

veres, forrajes y acémilas, de las que se apropió desde ·el pri–

mer momento el enemigo. Había que vencer la dificultad del

terreno para el paso de la artillería pesada; pero disponiendo

Baquedano de tiempo y auxiliado por la escuadra, en vez de

de rodear por el flojo arenal accidentado, salvó obstáculos y

distancia, desembarcando por Ite su artillería y resbalándola

por las márgienes del Sama,

ha~ta

un lugar conveniente, dÓn–

de el servicio de zapadores, sin mortificación y sin peligro,

arregló el trasporte de los cañones.

Nada faltaba al ejército invasor; el poderoso socorro de

sus buques y la previsión de su gobierno lo surtía de vestua–

rio, armas, municiones, herramientas, víveres, ganado y to–

neles para el trasporte del agua en el desierto.

¡

Cuán distin–

ta situación del ejército .aliado, sin socorro y sin recursos, en

su estrecho círculo de dominio y disponiendo la guarnición

de Arica, únicamente del pequeño conting·ente de armas y ví–

veres que el arrojo admirabJ.e de Villavicencio les había lle–

vado en la

Unión,

al romper el bloqueo un día memorable

!

El 26 de noviembre se pasaba revista en Tacna al ejérci–

to aliado, y su estado y disciplina lo da a conocer el siguiente

juicio de uno de los testigos oculares. Dice así :

"El espectáculo que presentaba el ejército era magní–

fico, y su estado y condiciones hicieron al General Campero

muy buena impresión; pero este ejército, compuesto de ve–

teranos acostumbrados a la desnudez y al hambre, carecía

de elementos de movilidad que pudiera ponerlo en aptitud de

poder emprender cualquiera marcha, que le alejara siquiera

cuatro leguas de Tacna ". Esto, no obstante, el Presidente de

Bolivia, para satisfacer el deseo de los jefes de Montero y

Camacho, que deseaban un reconocimiento y un avance ha–

cia las posiciones chilenas, ordenó la ·movilización del ejérci–

to; pero fué entonces que se pusieron de manifiesto las difi–

cultades para el trasporte, lo que ocasionó traslaciones inú–

tiles en busca de una buena posición y en prueba del servicio

de ambulancias. " Diríase, dice el historiador chileno, que el

ejército aliado estaba en maniobras y no al frente

~el

ene–

migo".

Por fin, Campero creyó haber hallado su posición y acampó

en el desierto contiguo a Tacna, decidido a fortificarse y espe-