- 74 -
suelen ellos interpon r una vocal. v. g.
curu z a
por cruza ; Cle–
mente dicen Quelemente.
La parágoge se usa cuando alguna dicción castellana ter–
mina en consonan te
y
le añaden una vocal;
y
así para decir Dios
dicen
D iosa;
Luis dicen
Luisa:
lo cual suel n hacer ara suavi –
zar la pronunciación, en el genitivo de si ngula r o plural como
Díosana Ta icapa,
la Madre de Dios.
Sinalefa es una fi gura que se comete al elidir la vo al
w
que termina una dicción por empezar también on ocalla pa–
labra siguiente; v. g.:
nanacan auquijha,
por
nanacana auqui –
jha; nanacan hutpa
por
nanacana hutpa.
De la síncopa hablaremos al Iin del capítulo de. las parlí·
culas , como su propio lugar, para que mejor se entienda.
APENDICE
Expllcaclon
de
varias clases de oraciones.
Aunque el autor de esta Gramática habla más adelante. en
la segunda parte, de muchas clases de oraciones, si bien no de
todas, ha parecido dar una lijera noticia de ellas, al final d
es ta primera parte, para comenzar a hablar
y
entender a los que
en esta lengua se expresan; pues así todas las oraci n s que usa·
mos en castellano, podemos traducir en aimara
y
vice ver a.
Oracion de ve rbo sustantivo.
El verbo sustantivo forma en esta lengua también das cla
ses de oraciones, que podemos llamar primeras
y
segundas: la
primera consta de sujeto o nominativo, verbo, ntero o sincopa ·
do, concertado con él y otro nomina tivo despu 's que se llama
predicado: J esucristo es J uez de vivos
y
muertos;
J esucristojha
haquirinácana hihuirinacan taripiripa-v<
a. D. Pedro será corre–
gidor;
D. Pedrojh corregidoraniu
poniendo sólo la terminación
niu
del verbo, que ahora es lo más usado; antes se decía
corregi–
dor cancani.
La
~egunda
consta de sujeto
y
erbo: v. g. Tú fuiste,
hu·
ayatawa . En significación de estar pide genitivo del lugar con