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De indignación y aversión;
atalau, ututu , síti.
Para llamar a uno;
choi, chee, chui.
Para llamar la atención; cchoa.
De dar y pedir, que le dé
ó
diga algo;
ca
y
car;
v, g,
ca
ttan ta,
loma pan;
car atamíta,
dime .
De risa y de llaulo;
ha, ha, hay; huy, huy; hi, hi.
De aprobación, admiración y an imación;
halla, ya, yaux.
huay , hawil.
De sorpresa y cariño;
llaqui hay, amu l!ay, lulu
y
!uli.
De animación;
hinaqui,
vamos.
N.
B.
y
añadida a los nombres que significan alguna
par~
te del cuerpo, cayu pié,
ampara,
mano, etc., significa quejarse
o mostrar que tiene dolor en aquella parie a la cual se pospone
la letra y.
Y añadida a cualquiera persona de los modos del verbo,
significa captar atención;
samay,
di, pues;
samamay,
.descansa
pues.
Y añadida a nombres de honra, como
tatay, apuy,
acre–
ciéntase más la honra: otras veces significa ternura o regalo,
como:
yo,~ay,
hijito;
waway ,
niñito;
imillay, llocallay,
niñita,
muchachito .
.
Y añadida al optativo, signifi ca tener mucho deseo de aque–
llo que el verbo significa;
mankkeristay,
oh si comiera yo aquello.
CAPITULO DEOIMO.
De las figuras de dicción.
Llámanse figuras de di cción ciertas alteraciones introduci–
das en
el
uso de algunas palabras, ya para suavizar la locución,
ya por pura necesidad .
También se hall an estas figuras, aunque no todas, en la
lengua aimara, y más particularmente la epéntesis y parágoge
que añade letras; la síncope y apócope y sinalefa que las quitan .
La apéntesis tiene lugar en nombres extn¡nj eros de dobl e
consonante que no pueden pronunciar los indios, para lo cual
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