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EL AYLLU
cia
á
otra, ni de un pueblo á otro, ni de un
barrio á otro, porque no podían confundir
las decurias, que estaban hechas de los veci–
nos de cada pueblo y barrio, y porque tam–
bién las casas las hacían los consejos, y no
las habían de hacer más de una vez, y había
de ser en el barrio
ó
colación de sus parien–
tes
1
•
.>>
Al frente de los hechos descritos, no falta,
sin embargo quien sostenga que los clanes
aymaras fueron exógarnos. El distinguido
arqueólogo Adolfo Bandelier, prolijo investi–
gador de las borrosas antigüedades aymaras,
ha creído conveniente sostener
2
la forma
matronímica de los
ayllus,
y la consiguiente
exportación de la mujer. Para llegar á esta
conclusión, se atiene á
do~umentos
de orí–
gen español que obran en su poder. Es, por
1.
Garcilaso,
Comentarios Reales ,
pág.
128.
2.
Sinópsis Estadística
y
Geográfica,
1903.