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EL AYLLU
uniones exclusivamente internas, sea mirada
como un período interino de crecimiento
social. Puede también sostenerse su gene–
ralidad como proceso ineludible de la desen–
voltura colectiva. Los arqueólogos de la
familia primitiva, como los etnógrafos obser–
vadores de las costumbres salvajes, aceptan,
ó rechazan, según la orientación científica que
sigan , la endogamia
ó
la exogamia, como eta-
pas e
duraderas y excluyentes, ó bien
com~re en~s
,.,.,que combinan sucesiva 6
alter aaamente. Lo qme podría sustentarse
con cierta generalidad, es que la afinidad con–
sanguínea de la
g ens,
esa especie de egoísmo
de sangre que impide la difusión de los com–
ponentes de la gran familia hacia el exterior,
impera ferreamente mientras ella permanece
en los límites domésticos y religiosos que la
deslindan de otros grupos semejantes 6
mayores. Así no era permitido contraer ma-