EL AYLLU
uno sólo de los miembro , mientra
lo
otros reciben su parcela por una
tra di ·tri–
bución. De aquí es que la gran familia
e
subdivide, pero
la propiedad no. En el
ayllu
aymara actual cada jefe de familia
tiene su lote, una
saya1ia,
cuyo término no
da el s!gnificado psico-social que la propie–
dad aymara arr stra probablemente desde
sus
orí~
ne
Sa;aña
quiere decir,
estar
de
pié, rep.
...,-<-~ ···
En sentido lato, esta idea es bastante com–
pleja. Significa representar el hecho mismo
del cultivo y el goce de la parcela; represen–
tar la familia á la que se pertenece, y estar
dispuesto
á
cumplir con las obligaciones que
nacen de la propiedad al frente del
ayttu
en
general. La
sayaña
no
e~
tampoco divisible
por sucesión del padre de familia, y sin
embargo de que la propiedad comunal, den–
tro de la legislación boliviana, queda á la