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EL AYLLU
la potestad de repartir la tierra de labranza
y la adjudicación de lotes de cultivo se con–
centra en manos del rey ó emperador. Tal
pasa entre los incas y los aztecas, como se
ha visto. En la
estancia
(partes agrícolas de
que se compone el
ay llu)
moderna , como
la familia monógama ha llegado
á
su aspecto
más individual desapareciendo completa–
mente
«
Ja familia asociada
»,
la relación
consangume<:}, demtro de la colectividad agrí–
cola, está ei:ludda
á
una cooperación perso–
nal muy débil. Pero si la cooperación dentro
del
ayllu
ha debido existir en todo su rigor
en tiempos anteriores, en que el cultivo de
la propiedad se arraigaba con hondos carac–
teres en los albores del clan, hoy en la
estan–
cia
la mutualidad del trabajo se halla casi
extinguida
ó
limitada sólo á las pocas perso–
nas que componen estrictamente una fami–
lia. Este aflojamiento
de los
vínculos agra-