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V
LAS FIESTAS
Todas las inani
~
a owes estéticas en el país de la
selva, prueban un s
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o ru imentario de la pinlura
y
la belleza
plástic~-vi
:-eg· atla por Dios mismo para la
comprención de la poesía
y
la música, el alma regional
parece cuidarse poco de los relieves
y
el calor. Esta mo–
<lali<lad suya , priva
á
sus fiestas de atributos decorati–
vos. Sin duda careció de aptitudes para crearlos, pues
no conoz_co de allá, ni siquiera ídolos ó utensillos polí–
cro1nos co1no esos que legara la civilización calchaquí.
Tal
~osa
no ha sido originada por insuficiencia de re–
cursos, pues la mujer del campo, criada
á
los pechos de
la propia lierra, sabe, gracias al aprovechamiento em–
pírico de la flora silvestr_e, que la .balda tiñe de an1a-
/
ri llo, el añil de azul, la granadilla de punzó, la tusca de
negro_, el piquillín de inorado, la chilca de verde, el molle
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